Maracena lawfare

En Maracena, dormitorio de Granada capital, cuesta conciliar el sueño últimamente por la actitud bullanguera de algunos inquilinos y la escandalera montada a raíz de una historia de ambición, cuernos políticos y lawfare que alborotó a un país adicto al cotilleo y condicionó el resultado electoral a nivel local y provincial. Todo comenzó cuando el alcalde Noel se fue a Sevilla como escudero de Juan Espadas y dejó su silla abdicando en la prima Berta en lugar de hacerlo en su concejala Vanessa, con dos eses, provocando el despecho de ésta.

Una semana después del día de los enamorados de 2023, la concejala despechada fue secuestrada con una pistola simulada por el novio de la alcaldesa que la dejó atada de pies y manos en el maletero del coche aparcado en un local situado en otro dormitorio. La concejala escapó del maletero y del local como McGyver y dio aviso a sus familiares y a la Guardia Civil. Es entonces cuando intervinieron las familias de todos los implicados, los partidos políticos y un juez que declaró el secreto de sumario como suele ser habitual.

Casi en la jornada de reflexión de las elecciones municipales, su señoría levantó el secreto de sumario para que las Griso y los Mejides, los Ferreras y los Indas, los Herreras y los Federicos elevaran al máximo el volumen de sus altavoces para destrozar a Berta y a Noel. A pesar del arsenal de munición aportado por Vanessa y por su señoría, el PP fue incapaz de ganar y sólo armando un Frankenstein con la extrema derecha, una disidente y una formación populista, sustituyeron al vencedor, Carlos Porcel, por el perdedor Julio Manuel.

En menos de un año, el Ayuntamiento de Maracena no ha dejado de copar portadas en la crónica municipal de la infamia ejerciendo violencia institucional sobre las mujeres víctimas de violencia de género, privatizando servicios o poniendo en pie de guerra a policía local y funcionarios del municipio. Son los titulares de mayor repercusión mediática, pero hay más. Julio es el paradigma de la burda estrategia del PP para elaborar listas electorales allí donde descarta vencer: colocar al frente a los mediocres para no quemar presunto talento.

Cómo será la cosa de Julio Manuel y sus mariachis que, tras dejar el juez, un año después, el caso Vanessa en una nadería política, la concejala de Conecta que lo invistió ha facilitado una moción de censura para echarlo de la alcaldía. Otra concejala insumisa del PP, harta del desgobierno de su alcalde y desengañada de su partido, los deja más en minoría aún apoyando la moción de censura. Los populistas que “quieren” Maracena apoyan el desastre para no perder las suculentas prebendas y mamandurrias con las que Julio pagó su apoyo.

Conocedor de que el PP disfruta de la sumisión mediática, del favor de la Justicia por ellos secuestrada y de la simpatía de las Fuerzas de Seguridad del Estado, Julio ha denunciado a Berta, a Noel y a Carlos por hipotética malversación. Las contundentes pruebas aportadas por Julio Manuel consisten en firmes sospechas a raíz de presuntos indicios de que hubo supuestas conductas irregulares que podrían dar pie a probables delitos. Ante la denuncia, la Policía Judicial de la Guardia Civil ha ordenado al Ayuntamiento proteger los expedientes.

Piensa Julio Manuel que el PSOE actuará como su partido en casos como éste y teme que archivadores, cartapacios y subcarpetas donde se guardan los documentos, debidamente sellados con registro de entrada y salida, puedan ser formateados a martillazos, entregados a una empresa de reciclaje de papel o quemados. Para evitar la desaparición de pruebas y desconfiando de los funcionarios públicos, Julio Manuel encargó su custodia a una empresa de seguratas del pueblo. Salió adelante la moción, pero continúa el lawfare en favor del PP.

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