Moreno Bonilla se tapa los ojos y amén

El desparpajo con el que se viene manejando el ínclito presidente andaluz, Juanma, es asunto de sobra conocido por estas tierras. No es la primera vez que nos referimos a su eterna sonrisa vacía, que apenas tapa ya su insustancial y lamentable gestión de los asuntos públicos que tiene encomendados. Pero el caso es que (es evidente que todavía, a día de hoy, eso le renta) nuestro presidente está alcanzando las más altas cimas del cinismo, de la irresponsabilidad y de la caradura, con evidentes perjuicios de la vida diaria de andaluzas y andaluces, pero todo ello, se intenta que pase desapercibido, a través de una cada vez menos sutil campaña de propaganda infame, de desinformación calculada y de gesticulación ridícula y exagerada, que ni siquiera el «mantra» de que lleva poco tiempo sirve ya para disimular.

Hasta la prensa mas descaradamente afín ha tenido que hacerse eco de las últimas informaciones sobre deterioro de los servicios públicos, datos económicos (alarmantes) y cifras de andaluces y andaluzas que viven por debajo del umbral de la pobreza. Eso sí, datos acompañados de un leve toque de atención a los gobernantes andaluces, al modo «hay que ser buenos, niños y niñas», un suave masaje a las incontestables cifras para aliviarlas de toda su carga argumental, y, como he señalado, el consabido mantra de que no toda la culpa es de Bonilla y sus acólitos, pues antes de ellos hubo otros gobernantes en Andalucía. Pues va ya para 6 años, seis, que esta gente ostenta el gobierno autonómico, de modo que algo de culpa tendrán, digo yo.

Miles de ciudadanos y ciudadanas andaluces fallecidos mientras permanecían en las listas de espera para acceder a ayudas de la ley de Dependencia y como si nada. Cientos de miles de euros regalados a dedo a las clínicas privadas, vía conciertos asistenciales, mientras las listas de espera y el deterioro de la atención sanitaria campan a sus anchas por todas las provincias y comarcas andaluzas y como si nada. Deterioro educativo, falta de profesionales y falta de planificación en el sistema educativo y como si nada. Pero la propaganda oficial se encarga de intentar desviar el foco y ponerlo ¡como no! sobre las maldades del Gobierno de España, justamente el causante y promotor de las políticas que salvan la cara del Gobierno andaluz. En esas estamos.

Bueno, en esas y en el ridículo peregrinar de Moreno Bonilla que, incapaz de articular políticas ambientales, marcha a Roma a buscar intercesión divina para la llegada de la lluvia y se acompaña para tal menester de las actividades rocieras a las que, previamente, ha regado miserablemente de euros, a mayor gloria del ciudadano andaluz Soto, bien aprovechado de las mismas. Eso debe ser luchar por los intereses de los andaluces y andaluzas para nuestra gobernante derecha y para sus voceros mediáticos, liderados por la vergonzosa cadena televisiva pública.

Debe imaginar el señor Bonilla que lo que necesita la ciudadanía andaluza es ese baño infame de propaganda y mentira oficial, de sarao y pandereta simplona, de lloriqueo frente a medidas eficaces que provienen del Gobierno de España y que cuando despliegan sus efectos, tardan dos segundos en intentar apropiarse impunemente. Para eso está, firme y sumisa, la cadena televisiva doblegada. Para proclamar la bondad intrínseca de Moreno Bonilla y la maldad también intrínseca del resto.

Mientras tanto, los ojos (y las orejas) tapadas ante la sangrante realidad del día a día de nuestra tierra. Mutis por el foro ante la asunción de sus responsabilidades y competencias. Encogimiento de hombros ante la falta de atención a nuestros servicios públicos. Y siempre la mirada hacia atrás, para recordar que antes hubo otros. Cómo si ya la sociedad andaluza no hubiera ajustado las cuentas (políticas y electorales) a esos otros. Como si el tiempo no pasara, y los años y los presupuestos se sucedieran uno tras otro, hasta convertir esa mirada al pasado en una acción ridícula y patética, por más vociferada que se encuentre.

Y para colmo, el remate, como si quisiera emular a otras gentes, nuestro presidente, quiere limpiar su imagen a golpe de visita papal a Andalucía. Como el remedio que todo lo cura y todo lo tapa. Para intentar que permanezcamos bien adormilados y relajados. Pero se le acaba el crédito a Moreno Bonilla. La sonrisa y el escaqueo no pueden durar más. No hay capa que tape ya su insolvencia, por mucho que él se tape los ojos.

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