No es solo Ucrania, es el futuro de Europa

Ucrania está luchando por su libertad, pero no solo ellos, en esta guerra los europeos nos estamos jugando nuestro futuro, salvaguardar nuestro modo de vida, nuestro modelo de sociedad, nuestro sistema democrático, nuestro bienestar económico y social. Aunque no sea un sistema perfecto, el modelo europeo es el mejor de todos los que ha alumbrado la humanidad, a pesar de sus defectos y sus disfunciones.

No valen equidistancias: hay una víctima agredida y un agresor.

Los europeos nos hemos despertado de nuestro bonito sueño en donde vivíamos en un mundo sin riesgo real de guerras, en donde la razón y el acuerdo mutuo prevalecía frente a las posiciones cerriles y extremistas.

Sin duda, Rusia tiene derecho a su seguridad nacional, y a poder desarrollar sus políticas económicas y exteriores con base en el derecho internacional y la justicia entre estados, pero no a atacar y/o amedrentar a otros países.

Vladimir Putin hizo una lectura equivocada de la realidad: ha querido pasar a la historia como el caudillo que reinstauró la Gran Rusia. Confiado en la supuesta superioridad militar y creyendo en su fantasía de que los ucranianos recibirían a las tropas rusas como libertadores frente a la dictadura nazi que ocupaba ilegítimamente el poder ucraniano, presuponía que iba a ser un “paseo militar” y que en cuestión de menos de una semana habría ocupado el país e impuesto un gobierno “títere” a su servicio.

Además, pensó, también equivocadamente, que los países occidentales, con sociedades adormecidas incapaces de responder a la fuerza, limitarían las protestas a las habituales condenas verbales.

Los grandes perdedores van a ser los pobres ucranianos, quienes están sufriendo el drama humano y la desolación de su país.

Rusia ganará la batalla (conquista de Ucrania), pero a medio plazo posiblemente sea el gran perdedor de la guerra. Aparte de las pérdidas humanas por los sueños de un sátrapa, la economía rusa va a quedar fuertemente depauperada. La ocupación de un país con una inmensa proporción de la población que se opone al invasor, requiere del uso de unos recursos humanos y económicos enormes, los cuales no tiene Rusia, aún robando los recursos del país ocupado.

Esto le va a llevar a necesitar de la ayuda económica, y quizás militar, de China, lo cual convertirá a Rusia en un estado bajo la esfera de control del gigante asiático. Además, la incapacidad futura de poder seguir sustentando a sus estados “amigos” (Cuba, Venezuela, Irán, Siria,…) llevará a estos a buscar a China como nuevo protector. La onírica Gran Rusia puede ser el canto del cisne de la actual Rusia como actor mundial principal. Y China será uno de los grandes ganadores.

Estados Unidos va a ser otro gran ganador. Ha recuperado su posición e imagen de gran potencia global, tan necesitado como estaba tras la caótica salida de Afganistán.

La Unión Europea ha salido reforzada de esta guerra. Consciente de lo peligroso de la situación, ha sido capaz de funcionar como un bloque fuerte y unido, tanto en el aspecto económico, como en el social y el militar. No hay nada que una más, que un enemigo común. Solo una unión fuerte nos puede asegurar nuestro futuro.

En este sentido, hay que señalar que hemos tenido suerte en cuanto a las personas que actualmente están dirigiendo la política europea (Emmanuel Macron, Josep Borrell Ursula vonder Leyen).

Esto no quita para que los europeos pagaremos en forma de crisis económica y empobrecimiento colectivo el mantener nuestra libertad y nuestro modelo socioeconómico. Es un pequeño peaje si tenemos en cuenta cual es la amenaza.

En clave de política interna, creo que el gobierno está actuando bien en cuanto a la ayuda humanitaria y militar que está prestando a Ucrania, en el seno de la acción de la Unión Europea.Otra cosa, es que intente achacar en exclusiva a la guerra los problemas económicos de España, originados en gran medida por su gestión.

A ello hay que unir el posicionamiento de una parte del gobierno y de sus socios parlamentarios, al que hay que calificar como de impresentable. En su infantilismo maniqueista defienden que la única salida a la guerra es la vía diplomática y se intentan apropiar del deseo de paz (ellos son el partido de la paz, frente al resto que son los partidos de la guerra, como si no estuviéramos todos a favor de la paz). Pero la paz no puede ser a cualquier precio: ¿debemos permitir que Rusia nos imponga gobiernos “teledirigidos” y que sus oligarcas se apropien de nuestras economías?, o ¿que China o Estados Unidos nos impongan sus condiciones económicas, sociales o ambientales en el comercio?, e incluso para evitar los atentados integristas musulmanes ¿debemos aceptar que el islam sea la única religión permitida y que los derechos de las mujeres y de los grupos homosexuales sean pisoteados?. La respuesta es NO.

El subconsciente y su ignorancia dogmática les delata, y llevados por sus pensamientos atávicos antinorteamericanos identifican la actual Rusia con la antigua Unión Soviética, cuando en realidad el señor Putin es un ultranacionalista, que en el espectro político europeo se situaría en los sectores más ultramontanos de la derecha reaccionaria.

De igual manera, la derecha reaccionaria y antieuropea, tanto la española como la del resto de Europa, deberá explicar los oscuros lazos que les une con el autócrata Putin, e igualmente deberán abdicar de los planteamientos de destrucción de la Unión Europea. Repito: solo la unidad de todos los europeos, nos permitirá mantener nuestras libertades y nuestro modelo social, político y económico.

Finalmente, me siento orgulloso de la respuesta dada por la sociedad europea ante la crisis humanitaria de los refugiados ucranianos.

Es cierto que el tratamiento que se les está dando a estas personas es mejor que la que reciben otros colectivos de migrantes que llegan a Europa. Pero es algo lógico, en cuanto que nos podemos identificar con esta gente, tenían unas vidas similares a las nuestras, con valores y formas de vida similares a las nuestras, que han perdido todo por una guerra injusta que ellos no han buscado. Es fácil identificarse con ellos, nos podría haber pasado a nosotros. Es como cuando un enfermo de cáncer es un familiar o un amigo próximo, nuestra afectación es mucho mayor que cuando el enfermo es un desconocido.

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COMENTARIOS

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    Buen nivel y acierto en el juicio.

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