No todo vale

El pasado día 7 de enero, el señor Pedro Sánchez fue elegido Presidente del Gobierno de España.

Albert Rivera (cuyo abandono de la política desde mi sesgada opinión, significa una gran pérdida para el sistema político español) decía que “España será lo quieran los españoles”. En ese sentido los españoles votamos libremente el pasado día 10 de noviembre, produciéndose el resultado que todos conocemos.

Tras ganar las últimas elecciones, Pedro Sánchez fue el único candidato que consiguió concitar una mayoría parlamentaria suficiente en el Congreso de los Diputados para ser elegido presidente del gobierno. En este sentido, el sistema político español está basado en alcanzar esta mayoría de apoyos.

Desde un punto de vista democrático es un Presidente completamente legítimo.

No obstante, las objeciones que se le pueden hacer nacen de los acuerdos que ha alcanzado con determinadas fuerzas políticas para asegurar el apoyo de estas a su candidatura. Prácticamente ha cedido en todo, con tal de poder ser elegido Presidente. En mi opinión, claramente ha primado su interés personal y de su círculo antes que el bien del País.

Tal y como titulo este artículo, no todo vale.

Estos acuerdos significan una clara ruptura del modelo constitucional (aceptación de una negociación bilateral de igual a igual entre el Gobierno de España y la Generalitat catalana, como si fueran dos estados diferentes; celebración de una consulta solo en Cataluña, rompiendo la unidad de la soberanía nacional de todos los españoles y abriendo la puerta a una posibilidad real de independencia de Cataluña; manipulación del sistema jurídico español para conseguir la libertad de los dirigentes políticos catalanes que lideraron la intentona golpista del 1 de octubre de 2017 para conseguir la independencia de Cataluña; retirada de la Guardia Civil de la Comunidad Foral de Navarra a instancias del PNV cuando debería ser una decisión tomada a instancia del gobierno navarro en el marco del Estado de las Autonomías;…).

Personalmente, lo que me ha causado más rechazo ha sido ver como se apoyaban en BILDU, el partido de aquellos que hasta hace escasamente 9 años han estado asesinando a inocentes (incluido numerosos militantes socialistas) para alcanzar sus descerebrados objetivos políticos. Estos piensan que el PSOE cederá a sus exigencias de independencia del País Vasco.

En el caso del Acuerdo de gobierno de coalición PSOE-PODEMOS, este recoge las líneas políticas que serían de esperar, opino que algunas positivas y otras negativas. El gran problema que les veo, es que para su desarrollo precisan de un aumento del gasto público, y esto significa o subida de impuestos o incremento del Déficit Público, lo cual es negativo tanto en uno como en el otro caso.

También hay que resaltar que estos acuerdos se han llevado a cabo en contra de todo lo prometido en la campaña electoral, donde dijo en innumerable veces que nunca iba a gobernar en coalición con PODEMOS o con el apoyo de los independentistas. Aunque ya había dado muestras de su volatilidad en cuanto su interés personal (no el del país) está en juego, ahora lo ha llevado al máximo extremo.

Algunos quieren ver algo positivo en la situación, señalando que habrá un gobierno estable que pueda hacer las leyes que precisa el país y aprobar unos nuevos presupuestos tan necesarios. Sin duda no son conscientes de que estas cesiones han sido solo para que el Señor Sánchez sea investido Presidente, pero ahora deberá ceder en más cosas para que le aprueben esas leyes y esos presupuestos. Miedo da pensar en que más va a ceder.

Personalmente creo que la mejor solución hubiera sido un gobierno de coalición de las fuerzas constitucionalistas (PSOE-CIUDADANOS-PP) que hubiera tenido suficiente mayoría para llevar a cabo las políticas que realmente necesita España.

Y sin lugar a dudas, urge una reforma electoral que impida que la gobernabilidad de España dependa siempre de los partidos nacionalistas. Es lógico que España sea gobernada desde proyectos pensados para toda España y no en su saqueo. Para ello, bastaría, tal y como propone CIUDADANOS, que para poder tener diputados se deba alcanzar un mínimo del 3% de votos a nivel nacional.

Seamos constructivos, demos los 100 días de cortesía usuales, y ya veremos cómo actúa este “megagobierno”.

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