Terain

Toxic Environmental Risks Analytical Intelligence (TERAIN) es el resultadode un proyecto de investigación de la Universidad de Granada, liderado por dos catedráticos del grupo Innovación, Sostenibilidad y Desarrollo Empresarial (ISDE), del Departamento de Organización de Empresas II, en el que están incluidos más de 30 científicos y expertos, y con el que han colaborado investigadores internacionales en los campos de los negocios, la informática, la química y la biología, entre otros.

La idea inicial del proyecto fue la creación de un prototipo de cuadro de mandos inteligente sobre emisiones contaminantes de las empresas europeas, dado que ya se había planteado con anterioridad en la literatura científica la importancia e implicaciones del desempeño ambiental de las empresas. Para medirlo surgen los denominados indicadores ambientales de las empresas, que deben informar de situaciones objetivas y de sus impactos reales en el entorno generados a través de emisiones contaminantes, producción de basuras o contaminación del agua, más allá de la información de las meras intenciones o comunicaciones que se suelen incluir en los descriptores de las propias compañías.

Conscientes de esta importancia, la Unión Europea ha desarrollado iniciativas legales encaminadas a que la información de emisiones esté disponible para el público con facilidad. Así, surgieron los Pollutant Release and Transfer Register (PRTR), que constan de inventarios donde se detallan cada una de estas emisiones, para consulta de gobiernos, industrias y público en general (https://prtr.eea.europa.eu/#/home) El objetivo principal de estos registros es que los diferentes actores puedan utilizarlos para “identificar posibles problemas medioambientales y tomar medidas antes que se produzca una situación crítica” (OECD, 1997). El problema es que estas bases de datos ofrecen información a los usuarios en una forma análoga a la que las propias fábricas facilitan, lo que implica que el usuario no cuenta con información suficiente para establecer comparaciones, ni para valorar el comportamiento de las empresas. Solo en la UE hablamos de 91 elementos contaminantes, y en EEUU de 187, repartidos en más de 30.000 emplazamientos industriales.

En base a lo anterior, el proyecto de investigación, que en su día se presentó, y posteriormente se aceptó y financió por la Agencia Estatal de Investigación española, contaba entre sus objetivos diseñar indicadores de referencia, implementados mediante algoritmos, capaces de establecer dinámicamente los valores de referencia comparativa y evaluar situaciones con respecto a criterios relativos, para permitir la comparación operativa de emisiones contaminantes de la instalación de una empresa frente a otras instalaciones en relación a distintas dimensiones, como la temporal, la de propiedad, la espacial o la sectorial.

El resultado final, que puede verse y analizarse en https://terain.org, es el desarrollo de 27 Puntuaciones de Impacto, que permiten medir el nivel de contaminación a nivel de fábrica, empresa y región, lo que significa, nueve Puntuaciones de Impacto por cada uno de estos niveles. Es decir, los 91 elementos contaminantes medidos en los registros PRTR de la Unión Europea y los 187 elementos contaminantes de la legislación de los EEUU, se han sintetizado en 9 puntuaciones para 97.783 fábricas; 52.116 empresa y 3.012 regiones de Europa y América, distribuidos a lo largo de los años, desde que existen estos registros (2007), hasta los más recientes (2020). Toda una proeza de inteligencia de datos, de la que seguiremos informando en artículos posteriores.

En un artículo de hace unos años explicaba que la concepción moderna del sistema universitario se debe a Wilhelm von Humboldt. De ahí surge el concepto de universidad humboldtiana, apoyada en la dualidad docencia e investigación, al que se le añade actualmente la dimensión cultural, según el concepto expuesto por Ortega y Gasset en su ensayo “Misión de la Universidad”. Más adelante, en 1993 se desarrolló el concepto de “Universidad emprendedora”, por parte de Smilor, Dietrich y Gibson, que después se relacionó con la denominada Tercera Misión de la Universidad, referida al compromiso de transformación del conocimiento generado, para así resaltar las actividades de investigación, la transferencia del conocimiento y una orientación favorable al desarrollo económico regional.

En el presente caso, la transferencia del conocimiento a la sociedad es clara. Aunque en la actualidad se está en las fases de evaluación de la usabilidad y su divulgación, los resultados que se han obtenido, hasta el momento, de las pruebas realizadas, son importantísimos para el desarrollo de la investigación académica del campo de la sostenibilidad y el desempeño ambiental empresarial, para facilitar información que ayude al mundo de la empresa a realizar inversiones responsables y también para que la ciudadanía pueda identificar con claridad las empresas más y menos responsables desde el punto de vista ambiental.
Indudablemente, herramientas de este tipo, también pueden ayudar a obtener la información necesaria para transitar el camino fijado en la Cumbre del Clima hacia una sociedad sin combustibles fósiles y, por tanto, con menos emisiones contaminantes.
Esperamos y deseamos que la herramienta sea todo un éxito y tenga continuidad en el tiempo. La sociedad se verá beneficiada con ello.

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