Vivir en Granada, misión imposible

Aunque a la luz de los hechos puede resultar poco creíble, el derecho a la vivienda, sigue siendo uno de los fundamentales de esa Constitución que para algunos es el sancta sanctórum de toda su actuación, salvo a la hora de exigirlos para la infantería ciudadana.

El «Informe sobre la situación de la vivienda» elaborado por CCOO, revela que el acceso y mantenimiento de la vivienda en Granada se ha convertido en un problema social de primer orden, hasta el punto de que, «es más factible hipotecarse que acceder a un alquiler» en la provincia.

Es verdad es que tradicionalmente, Granada, ha sido la tierra más conservadora de Andalucía y eso se traduce en que atesore más viviendas por habitante que ninguna otra provincia se nuestra comunidad con 588 por cada mil habitantes y que solo la capital cuente con 12.000 viviendas vacías.

Junto a su indudable atractivo turístico y una población universitaria foránea, la presión sobre el mercado de alquler se está convirtiendo en poco menos que insoportable, hasta el punto de que una persona joven de menos de 25 años, tenga que dedicar el el 82% de su salario, para afrontar el alquiler de una vivienda, lo que a su vez se traduce en una caída en picado de las tasas de emancipación.

El caso es que el precio de venta de las viviendas de segunda mano sigue disparado y la posibilidad de acceder a una de ellas se sigue reduciendo en Granada, porque a la vez que sube el precio, batiendo todos los records con 2200 euros por metro cuadrado, los salarios se mantienen, lo que supone que muchas personas no tengan más remedio que optar por compartir vivienda para poder independizarse.

Este hecho está suponiendo un problema real de población para Granada, que pierde habitantes por el acceso al mercado de la vivienda en favor del Cinturón y que además tampoco tiene mucho más suelo donde crecer.

Según el portal inmobiliario Idealista, el 82% de los jóvenes andaluces de entre 16 y 29 años no puede independizarse por el alto precio de la vivienda y por los bajos salarios. Según las últimas cifras del Eurostat, en España, el 83,2% de los jóvenes entre 18 y 34 años viven con sus padres. La edad media de emancipación se sitúa en los 29,8 años, una cifra que sitúa a nuestro país en el vagón de cola y tres puntos por encima de la media de 26,5 años de la Unión Europea.

La precariedad laboral y los bajos salarios impiden que una buena parte de nuestros jóvenes puedan acceder a una vivienda en propiedad. Ni tienen capacidad para pagar la entrada inicial, ni un trabajo estable para hacer frente a la hipoteca.
La mayor barrera a la hora de acceder a la compra de una vivienda es tener ahorrado el 20% del importe de la vivienda que no te financia el banco, lo que se ha traducido en que desde 2008, el porcentaje de adultos de entre 30 y 44 años con vivienda en propiedad ha caído 17 puntos. Si en el pico de la burbuja casi tres de cada cuatro poseían una casa, ahora es poco más de la mitad. El desplome entre los más jóvenes, todavía resulta más significativo: 24 puntos, hasta rebasar por poco la barrera del 30%.
Se completa, así, el círculo vicioso, que ha abierto una brecha intergeneracional sin precedentes en la riqueza de los hogares españoles. Si en 2008 un menor de 35 años tenía, de media, un patrimonio inmobiliario valorado en unos 153.000 euros, ahora este no llega a los 50.000, tres veces menos, según la Encuesta financiera de las familias. El descenso resulta generalizado en todos los grupos de edad, como consecuencia del menor porcentaje de propietarios, ya que la estadística establece una media entre todos los cabezas de familia, ya sean poseedores o no de una vivienda. Sin embargo, la riqueza inmobiliaria del tramo entre 55 y 64 años solo ha caído un 35%, es decir, la mitad que entre los jóvenes, y acumula el triple de capital que estos.

El caso es que entre los más jóvenes se esfuma el sueño de la emancipación, y entre los algo más mayores, los que buscan mejorar sus condiciones de vida, se aleja la posibilidad de alquiler o compra del deseado piso más céntrico o de mejores calidades.
Según «Ayuda en acción», desde 2006, el porcentaje de población joven que vive en régimen de propiedad ha descendido desde el 60% al 30%, en cambio, se ha incrementado notablemente el porcentaje de jóvenes que vive en régimen de alquiler. El 82% de los jóvenes españoles de entre 16 y 29 años no puede independizarse por el alto precio de los alquileres y la compra de viviendas, así como por los bajos salarios. Eurostat, sostiene que el 83,2% de los jóvenes españoles viven con sus padres, lo que supone que la emancipación juvenil en España se produce más tarde en que en la media de la Unión Europea, casi tres años y medio después de media… ¿Ven como es verdad que esta será la primera generación en que los hijos vivan peor que sus padres? ¡Qué tristeza!

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COMENTARIOS

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    Manuel 7 meses

    Muy interesante. Existe otro dato a tener en cuenta: El 34% de las viviendas en la ciudad están ocupadas por una sola persona. Creo que hay mucho para meditar y , sin necesidad de IA, podemos pensar que hay un potencial importante de oferta de vivienda en Granada. Pienso que en vivienda lo hemos hecho de mal a muy mal y la nueva ley no va a mejorarlo, sino más bien lo contrario.

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