Acabó el Pleno de Organización, ¿y ahora qué?
Ya pasó el Pleno de organización municipal, como todos los plenos de organización municipales, con su dosis de polémica, sus excesos de expectativas y su prácticamente nula incidencia en el devenir político de la ciudad y del ayuntamiento. A tenor de las declaraciones previas de la mayoría de actores políticos, parecía que estábamos ante el rompeolas de todas las estrategias políticas que vendrían a revolucionar el estado político de la ciudad y a convulsionar el equilibrio de mayorías y minorías municipales. Pero como señalaba el célebre soneto de Cervantes, «fuese el pleno de organización y no hubo nada».
Faltó didáctica política para exponer a la ciudadanía en que consiste exactamente el Pleno de organización de un ayuntamiento, que asuntos se tratan, cuales son objeto de votación y cuales, por ser materia específica del Alcalde, como máxima autoridad, son objeto de Decreto y el Pleno sólo se da por enterado de los mismos, sin opción de revocarlos. Y sobraron declaraciones altisonantes, amenazas sonoras y golpes de pecho sobre hipotéticas consecuencias que se derivarían de un voto negativo «al pleno de organización», algo intrínsecamente imposible. Trataré de explicarme.
El Pleno de organización municipal ha de celebrarse (como así fue) dentro de los 30 días siguientes a la constitución de la corporación, que se produjo el 15 de junio pasado. Como su propio nombre indica, se trata de establecer la «organización» del Ayuntamiento para el mandato de 4 años (o menos, vaya usted a saber) que se inicia. De los 16 puntos del Orden del día de que consta, 7 son de mera formalidad o de simplemente «dar cuenta» de lo decretado previamente por el alcalde, que, por tanto, ya es firme. A saber, «aprobación del Acta del pleno anterior», «dar cuenta de la constitución de los Grupos municipales y de sus portavoces», «dar cuenta de la designación de los Tenientes de alcalde», «dar cuenta de la designación de los miembros de la Junta de gobierno», «dar cuenta de las Delegaciones que el alcalde realiza a las diferentes concejalías», «dar cuenta de la designación de los Presidentes de las Juntas municipales de distrito» y «dar cuenta del informe de la alcaldía sobre régimen organizativo de los órganos de gobierno y adscripción de personal eventual». Asuntos meramente formales, que también comprenden decisiones adoptadas por todos los Grupos políticos sobre su propio funcionamiento, y decisiones, ajustadas a la normativa de régimen local, que adopta el alcalde sobre el «reparto» de todas las competencias que la ley le otorga y que, lógicamente, él sólo no puede atender, sobre todo tras comprobar que, dicho por él mismo, ni tiene tiempo de leerse los papeles que le ponen a la firma. Por tanto, todas las competencias ha de repartirlas como mejor entienda.
Es evidente que sobre los anteriores asuntos si cabe la crítica política, pero no el voto en ningún sentido de los componentes del pleno. Por ejemplo, y además del sueldo que corresponde a los Tenientes de alcalde, que si ha merecido crítica, se podía haber criticado la incongruencia que supone que haya 7 concejalías que se supone que van a coordinar el trabajo de las otras 3 (es la labor fundamental de un Teniente de alcalde), pero parece que nadie encontró tiempo para efectuar esa crítica que se me antoja fundamental para una correcta organización: «más coordinadores que coordinados».
Los otros 9 puntos del orden del día si son Propuestas que se votan por el Pleno. La periodicidad de las sesiones plenarias (último viernes de cada mes a las 10 h), asunto que suscita una histórica y obvia unanimidad. Y otros 6 asuntos que se supone (con razón) que llegan al Pleno hablados y consensuados entre todos los Grupos, pues afectan a la representación de los Grupos en todo el entramado municipal (Empresas municipales, Comisiones informativas delegadas del Pleno, Consejos Rectores de las Agencias municipales, Comisiones mixtas y especiales y resto de Organismos e instituciones con presencia del Ayuntamiento, como fundaciones y consorcios). Basta aplicar, incluso con alguna tensión, el principio de proporcionalidad y el sentido común en las negociaciones previas al pleno, para que la votación sobre estos asuntos sea un mero trámite.
Y tan sólo restan 2 asuntos que si pueden (y deben) suscitar debate y votación, incluso contraria, a la propuesta del Gobierno municipal. «Determinación de los niveles esenciales de la organización municipal» y «Régimen de retribuciones de los señores corporativos» (convendría que el Ayuntamiento se autoaplicara su propio Manual de uso de lenguaje no sexista a la hora de redactar, al menos, el orden del día de los Plenos). Sobre el primero de los dos asuntos citados, la verdad es que es cortesía consolidada permitir (aunque sea con la abstención) que el gobierno sea quien establezca sus propios niveles de organización, si han de ser 8, 11 o 15 las Áreas de gestión, aunque aquí el debate no es éste, sino el «coste económico» que dicha estructura acarrea. Y sobre este particular ha girado el debate, tosco y agrio, además de falso y tramposo, incluso autotramposo. Unos dicen que a Pleno llegaron «papeles» que no se habían visto antes, incluso «papeles» diferentes a los vistos antes. Otros hablan de mayor o menor coste global. Todo se reduce a un cuadro de costes comparativos entre este gobierno y el anterior, al respecto del Personal directivo que dirigirá las Áreas de gestión. Y la verdad del caso es que hasta el momento en que dichos puestos responsables sean cubiertos, mediante el correspondiente proceso competitivo, no se conocerá dicho coste global. Si el resultado de dichos concursos produce la consecuencia de que la mayoría de responsables son «externos» al ayuntamiento, el montante global será muy superior al del anterior gobierno, pues habrá que computar en torno a 17 sueldos completos (9 coordinador@s y 8 director@s). Si, por el contrario, el resultado de dichos concursos ocasiona que la mayoría de responsables son «internos» del propio Ayuntamiento, el montante global será inferior, pues sólo habrá que computar las diferencias salariales entre el salario actual y el salario de responsable. Por tanto, se ha debatido y votado en barbecho y a mayor gloria de no se sabe qué.
Y sobre el segundo de los asuntos «claves», sólo cabe decir que el voto en el Pleno ha ido en función de cómo le ha ido «la feria» a cada cual. El gobierno ha votado sus propias dedicaciones (9 exclusivas y 2 parciales) y la oposición las suyas. Quizá el voto en contra de Vox se deba a que su Grupo sólo obtiene 1 exclusiva, con el mismo número de concejales que IU-Podemos, que obtiene 2. Y nada más.
Ya pasó el pleno de organización municipal y con él su reguero de polémicas ficticias y estériles. No es buena señal para la ciudadanía que ahora que, por fin, toca trabajar por Granada, se hayan decretado vacaciones hasta Septiembre. Sus señorías sabrán. Y las granadinas y granadinos tomarán debida nota.