El bombero torero de la Rue del Percebe

Este mes me he leído El fantasma de la ópera de Gaston Leroux y mira que a mí no me gusta criticar pero… ese fantasma metamórfico que lo mismo es calavera, que lo mismo es voz, que lo mismo es un señor con máscara… me ha aburrido un poco; una pena que no se transforme en Jason Momoa, hubiera sido mucho más divertido. Lo mejor es que viva debajo de la ópera, que yo no sé cuantas plantas tiene eso hacia abajo, pero que el tío tiene una mansión hasta con lago y barca subterránea. Creo que está mejor su casa que la ópera en sí; y la prota femenina, pobre y virtuosa damisela, en un camerino de mierda mientras que el otro se pasea en su barca por debajo del escenario, eso es discriminación en el trabajo mínimo. De la virtuosa mejor no hablo, porque es que me pongo mala… es una mujer acosada por todas partes: primero por el fantasma que le susurra sabe Dios qué cosas a través de la pared y que la secuestra cada dos por tres y luego por el otro chavalín, que la persigue y que está superceloso del fantasma que teniendo en cuenta que no son pareja y que el otro es un fantasma amorfo y patilacio es para estar celosón no, lo siguiente… Esquizofrenia, lo que yo os diga. Señorita cantante y virtuosa ¡quieres darles ya dos tortas a los chavales para que te dejen en paz! ¡Qué estás perdiendo tu puesto de cantante principal con tanto tonto! ¡Estas damiselas! Menos mal que yo canto fatal porque a mí me secuestra el fantasma y le reviento el órgano ese que toca y le quemo la partitura esa que lleva escribiendo cien años.

No quiero yo destriparos el libro, ni muchísimo menos ¡Dios me libre a mí! Pero mi parte favorita es cuando el otro acosador de la damisela, el chavalín, baja como dos mil metros para encontrarla (en una de esas veces en que la secuestra el cansino del fantasma que tiene que estar muy aburrido) y en el camino se encuentra de todo: que si gente rara con ratas luminosas, que si los que suben el telón que se van ahorcando por los rincones… Parece eso más la Rue del Percebe que una ópera, en cada planta va pasando una cosa a cada cual más surrealista.

Creo que lo que pasa es que tienen todos un poco de cuaje y no se enteran de nada, porque al final ni el fantasma es fantasma ni nada. Es un mago ponetrampas con una jaula de la locura con lucecitas y todo, a lo muñeco de Saw. Le falta salir en bicicletilla por el escenario y tropezarse con la batamanta esa que lleva para parecer el bombero torero de la Rue del Percebe. Yo es que no entiendo nada. Si tiene hasta un arsenal de explosivos ahí abajo y nadie se da cuenta… claro que en dos mil metros tiene mucho sitio…. Menos mal que solo le da por secuestrar a una damisela, que en todo ese espacio le cabe medio París de señoritas gritonas y sofocadas.

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